Hoy en día vivimos en un mundo intercomunicado; en donde la civilización tiene el acceso a todo tipo de información, tiene la capacidad de consumir grandes cantidades de bienes que en muchos casos son producto de la manipulación psicológica y comercial, que afectan la esencia del ser humano como un individuo capaz de orientar su vida hacia un destino fuera de nuestra paradoja humana.
En nuestro mundo industrial, la mayor preocupación humana es tener la nueva “tendencia mundial”, en tener ese objeto superficial que elevaría el “status” de la persona, por tener ese objeto que le daría un “nombre” a una persona consumidora de este bien. ¿Acaso esto se llama vida digna?, ¿un respeto mutuo?. Discúlpeme admirado(a) lector(a), pero eso no es dignidad humana; no por su clase social, ni por su raza, aria, mestiza, negra, etc. El ser humano es igual por naturaleza, ya sea en todo sentido, fuera del machismo y feminismo, por su capacidad mental o física; esto se llama tener respeto al prójimo y a sí mismo. Esto es lo que ocasiona una sociedad que se basa principalmente en la manufacturación de “modelos de vida” y en modelos capitalistas neoliberales-consumistas que hacen que la ontología pase a un segundo plano en donde tener el último gadget es fundamental.
Esta sociedad se olvida de la convivencia entre el ser humano y la naturaleza. Se piensa que la naturaleza está al servicio del hombre; que los recursos son propiedad de los gamonales y que están dispuestas a servirle al hombre en cualquier momento. Para desgracia de muchos, esto no es así. El hombre es fruto de la naturaleza y como ser engendrado de esta se le debe respeto; el abuso de recursos no renovables les traerá satisfacción a algunos pero el lamento nos cubrirá a todos como la noche nos cubre al final del día.
Este modelo no hace mas que volvernos seres atomizados, programados para pensar de una manera, vivir de una manera en la que los deseos personales se vuelven objetos materiales y se olvida la dicha de vivir una vida como persona. El camino es un tanto impreciso, el hombre se deja llevar por cuestiones que pertenecen a un contexto secundario; mientras se olvida cual es la esencia de ser un humano; pero no, el hombre actual se guía por un modelo económico-político que se encarga de mecanizarlo cada vez más y más hasta su propia aniquilación, y hasta la aniquilación de su hogar, la Tierra.
Por Gianfranco Guerra Padilla
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